sábado, 17 de septiembre de 2011

La otra Kuta


Kuta Lombok desde arriba
Una mezquita, un chiringuito de bambú, una roca de forma piramidal, una barquita de pesca, ¿qué tienen en común? Son todos los privilegiados dueños de las salvajes vistas de las interminables bahías de este Sur. De nuevo el Sur, como siempre olvidado, salvaje, lejano.

Junglas de cocoteros hacen de laberinto hasta las blancas costas, las verdiazules aguas. Carreteras angostas, parcheadas de alquitrán y tierra, inmensas esplanadas verdes y doradas esperando a ser germinadas, ideadas. Colinas altaneras y orgullosas de disfrutar de una vista inigualable.

Búfalos que se mueven al ritmo de sus dueños. Berugas que dan sombra a lugareños tomando café y dulces, conversando sobre la vida de los demás, mientras con cada cigarro sampurna consumen sus ilusiones, sus deseos, un poco más de vida. Hablan sobre el futuro de estas tierras, tierras de magia negra, tierras de "okupas": aquí nadie es dueño de nada. Sólo los pescadores y algún que otro aventurero se atrevieron a adentrarse en estas tierras, antiguamente habitada por espíritus, y descubiertas no hace mucho por surfistas en busca de olas.
Tanjung An Beach

Gerupuk


Estamos en temporada baja. La dueña del Café7 sólo ha conseguido repartir 20 folletos de propaganda, no hay más turistas. Incluso los infalibles surfistas parecen haber partido en busca de otras rompientes, porque de momento aquí hasta las olas parecen estar de capa caída...

De tradición Animista, en esta zona se convirtieron al Islam y las mujeres, aunque no ocultas a la vista como en otros países Islámicos, están constantemente vigiladas por sus hombres. A las 6 de la tarde han de regresar a la casa. Hay que evitar el riesgo del tradicional “rapto de las mujeres”, sí, si, de película, como en Siete novias para siete hermanos, sólo que aquí es real: ya se sabe que la ficción siempre supera a la realidad.  Con o sin consentimiento, la tradición invita a los hombres a raptar a las mujeres para desposarlas: una vez que han sido “poseídas” ya no pueden negarse, nadie más las aceptaría. Desde luego es una forma bastante rudimentaria pero segura de obtener el “sí quiero”.


Helen, la dueña del restaurante vegetariano Ashtari (no hay que perderse las vistas y los batidos de leche de coco con chocolate o café), cuenta que hace 3 días precisamente han secuestrado a 3 chicas en un pueblo cercano. Hace 10 años se instaló aquí,  no había nada, ni nadie. Claro que no parece que las cosas hayan cambiado mucho. De momento la infraestructura es limitada, los avances más notorios son la mayor abundancia de motos, la llegada de los móviles, la invasión de inversores locales y extranjeros en busca de tierras vírgenes en las que dejar "marca", como Novotel, que por 300US$ la noche  es la opción más cara de conocer las tradicionales construcciones locales. Eso sí, cuenta con una playa casi privada y una buena vista de la puesta de sol. 

La mina ilegal de oro en una montaña cercana se ha convertido en una fuente de ingreso reciente, que junto con el turismo ya superan con mucho a la tradicional pesca. Quizás ahora con el nuevo aeropuerto internacional a los locales se les abra un mundo nuevo de oportunidades materialistas.  Esperemos que el diseño “environmentally friendly” del plan turístico de la zona, que prometen los que la han comprado, sea ciertamente “friendly”.

Tanjung An
La vida en Kuta: días de asueto y contemplación, de baños cálidos de agua marina y sol naciente; de excursiones por caminos inhóspitos y a veces indomables que recompensan con el descubrimiento de calas cada vez más y más hermosas; noches de lunas con forma sonriente y estrellas desconocidas.  Este lugar es de una belleza salvaje interminable. En nada se parece esta Kuta a su homónima de Bali: eso si, el wi-fi, los mojitos y los capuccinos ya se han hecho su hueco entre minaretes y dulces de Ramadán. ¿Qué será de este lugar en 5 años? Espero seguir aquí para verlo mientras desarrollo un proyecto social para mujeres.

No hay comentarios: