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jueves, 5 de abril de 2007

El Ultimo Viaje

Bruno cerró los ojos para escuchar la sentencia del Juez. No fue una sorpresa que la custodia pasara a ella. Siempre ocurría lo mismo, aunque en este caso, como en muchos otros, hubiera sido ella la que había desencadenado todo. Con los ojos aun cerrados Bruno pensó en Alex y en Max y sintió un escalofrío seguido de unas inmensas ganas de llorar. Se había preparado para lo peor y eso le ayudó a aguantar ese nudo en la garganta y a enfrentar la mirada fría y triunfal de Tania.

Laku Notch

Abrazando a su “recién adquirida” mujer sonrió, y mientras con la otra mano balanceaba la bolsa con la cena, pensó “creo que me gusta vivir”. Hacía tiempo que no se sentía así, con tantas ganas de vivir, que no sentía esa paz tan anhelada, hacía tanto tiempo, que la sensación era extraña, muy lejana. Sin embargo tenía fuerzas para empezar de nuevo, para volver a su pintura, para sacar todo lo que había acumulado de una forma más creativa. Su terapeuta había insistido en que ahora era el momento de enfrentarse a los fantasmas del pasado y hacerlos desaparecer para siempre pero él sentía que ya no era tan necesario.

sábado, 10 de febrero de 2007

Que pasaría si...

... hubiéramos nacido en un pueblo de la India rural…

Nos llamaríamos como alguna de las muchas diosas hindúes (Lakshmi, Saraswati, Sheeva, Madhavi, Savitri…), o tendríamos algún nombre musulmán, como Shameen o Sharmila y entonces no llevaríamos bindi. Posiblemente no sabríamos con certeza el día de nuestro nacimiento ni cuantos años tenemos exactamente, son cosas que no importan, así que no se apuntan. Nuestro pelo sería negro azabache, grueso y muy largo, lo llevaríamos siempre recogido en una trenza y lleno de flores. Nuestros ojos serían negros, nuestra mirada intensa y limpia, nuestra tez morena y la piel suave (salvo que fuéramos del norte, en cuyo caso seríamos más blanquitas y quizás tuviéramos los ojos verdes, como las heroínas de las pelis). Llevaríamos falda y blusa hasta que nos llegara la regla, momento en el cual ya podríamos llevar Panjabi, el típico traje de pantalón y Kurta larga con fular. En todo este tiempo, mientras nuestros hermanos quizás tuvieran la suerte de ir a la escuela, nuestras madres nos estarían preparando para ser esposas, misión primordial y última en la vida de las mujeres indias.