lunes, 22 de diciembre de 2008

Mis Raíces

Atardecer en Santo Domingo

Aquí estoy, un domingo a las tres y media de la tarde hora local del Caribe, en Santo Domingo, la ciudad que vio nacer a mi madre. “Diosalidades” de la vida, como dicen aquí, resulta que mi nuevo trabajo me ha traído a estos mundos en busca de una nueva experiencia profesional fuera de Matrix.



El hecho es que tengo recuerdos muy mezclados de estas tierras de todas las veces que mis padres nos han traído aquí de vacaciones con la familia. Pero esta vez tengo la sensación de estar viviendo esto desde adentro. Y es que de repente siento que formo parte de este mundo, a pesar de que por la calle me hablen en inglés y me traten de gringa e incluso “rubia”, yo que siempre he sido la morena…está claro que todo es cuestión del cristal con que se mira. A pesar de que yo no he vivido aquí me doy cuenta de que mi madre nos ha hecho vivir y conocer esta cultura a muchos kilómetros de distancia, de forma que entiendo cuando me ofrecen un “zancocho” (una especie de cocido dominicano) o un “mangú” (plátano majao, que según la leyenda debe su nombre a un gringo que al probarlo le dijo al camarero…”man, good”). Y es que la influencia de los muchos dominicanos que viven en Nueva York se siente en todas partes. Aquí no hay conexión wi-fi sino wai-fai, y el manos libres del coche es el “jan fri”…

Ya he aprendido a usar la nomenclatura correcta para las diferentes mezclas y colores que existen en la Isla. Los blancos son los dominicanos blancos (que no los extranjeros, que somos todos gringos), que como en casi toda Latinoamérica suelen ser los ricos, ¿será este el color del dinero que buscaba Tom Cruise? Después están los indios, que son todos lo que están mezclados normalmente entre indios y blancos. En mi familia pertenecemos a este grupo muy heterogéneo y variopinto. De hecho si pones a los 13 hermanos de la familia de mi madre en fila podrían hacer un anuncio de United Colours of Benetton. Finalmente están los morenos, los negros africanos o aquellos en los que predomina el gen negro de su sangre. A este grupo pertenece Luis, mi taxista y guardaespaldas personal. Mis tías han decidido poner a Luis a mi disposición para poder moverme por los lugares tradicionales para hacer mi trabajo sin que mi piel blanca gringa corra peligro. En estos días Navideños de crisis mundial y sobre todo en las zonas algo más necesitadas del mundo, se agudizan las venas callejeras violentas y los robos y atracos aquí están a la orden del día. Además aquí no se andan con chorradas y cualquiera tiene una pistola, y claro, una “gringa” como yo resulta muy apetitosa…Así que Luis intenta seguir el paso acelerado que dice que tengo, ellos que aquí van en “carro” hasta a la esquina.


Luis, mi taxista y guardaespaldas, un moreno cualquiera

Dewilse, una morena haitiana



India y Moreno
Indias Dominicanas (mi tía Milady y su hija Sally)

Los “colmados” de todas las esquinas han tenido que modernizarse para sobrevivir ante la proliferación de otros negocios modernos más completos y baratos, la globalización de siempre. Así que todos han invertido en sendas motos para poder hacer el “delivery” a cualquier lugar del barrio. Los artículos principales en su lista de servicios son la Presidente Light (cerveza local por excelencia), el Brugal añejo con su refresco correspondiente (normalmente Seven Up), los cigarrillos y las tarjetas de recarga para “celulares” de pre-pago. Por cierto, que aquí el intento de instaurar un control e alcoholemia fue un auténtico fracaso, y nadie sabe muy bien donde fueron a parar los aparatos que la policía compró a tal efecto. Así que Cuco, el vecino de mi familia y amigo de toda la vida, sigue “manejando con su pelotica de ron” en la mano…


Un colmado de un Batey en la zona Sur de la Isla (aquí es donde viven los haitianos que viene a hacer la cosecha de la caña de azúcar)

He ido a la playa de Boca Chica a la que íbamos de pequeños y ya no es aquella vasta extensión de arena blanca y aguas azules en la que mis hermanos y yo jugábamos mientras mis padres bebían ron con agua de coco en un chiringuito debajo del cocotero del que el moreno de turno había bajado los cocos demostrando una habilidad anterior al homo sapiens. Los chiringuitos se han convertido en restaurantes modernos que se extienden hasta la mismísima orilla (eliminando así el tradicional concepto de playa), y donde los “jevitos dominicanos”, los pijos, disfrutan de sus tragos bajo el ensordecedor ruido de las bachatas y el reggaeton del DJ del lugar, además de los típicos italianos pesados que beben ron sin parar e intentan ligar con mi prima Sally y conmigo al estilo occidental. Estos porcierto, sí que me confunden con dominicana, lo que es la vida.
No se si sabéis, pero la forma tradicional de ligar aquí es bailando, de hecho aquí todo se hace bailando. Puers al parecer las nuevas generaciones han sustituido esa tradicional forma de ligar bailando un merengue “·arripiao” (bien pagadito), por el estilo más occidental de gritarle al oído mientras se baila individualmente la música electrónica en las playas. Y ahora en lugar de Vitamina R (ron), beben vodka, whisky y otros elixires importados que tienen más caché.

Lo que no cambia aquí es la omnipresencia de Dios en todas sus posibles manifestaciones: hay iglesias en cada esquina, evangelistas, católicas, protestantes, grupos religiosos gnósticos y de no se cuantos tipos más, y no hay dominicano que no mencione a Dios o a la Virgen al menos diez veces al día, “Ay Dios mío”, “ay María Santísima”, “vaya con Dios”…etc, etc, etc. Asimismo la familia sigue siendo la institución central de esta sociedad, y primos, tíos, hermanos, suegros, padres, cuñados y amigos se mezclan a diario en alguna casa para conversar y beber unos tragos. Ayer sin ir más lejos mis tíos, primos y yo nos “bajamos” dos botellas de litro de Brugal Añejo conversando…. “Ya tu sabes”…

Las fiestas las pasaré aquí en la capital con la familia y también aprovecharé los días de fiesta para hacer una escapadita a la afamada península de Samana, paraíso terrenal según algunos, para disfrutar de unas Navidades azul Caribe. Os deseo a todos unas felices Navidades blancas y seguiré dando noticias de este lado del charco.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola guapa!!!! jo qué ilusión me hace leerte desde tus raices. Imagino que ahora debe ser una etapa de descubrimiento de muchas cosas que quiza sabías o sentías pero no sabías de dónde venían... qué fuerte y qué bonito volver a los orígenes. Por las fotos creo que te debe recordar a India, los colores, lo natural y sencillo de las cosas... En fin "rubia", que espero ir a verte pronto... TE DESEO UNA CÁLIDA Y FELIZ NAVIDAD!!!!!

borjaluque/hypoheals dijo...

Además de que me encanta la presentación de un país que imaginaba mucho más turístico (blog de República Dominicana), he visto el salto espectacular que has dado en fotografía.
También se nota que llevas una buena cámara porque tienes buena calidad óptica y medición de luz, vamos que a ti te dan un cursito avanzado y arruinas a más de un "fotógrafo profezioná"...
Felicidades también por el concurso, no se como hacéis la selección de temas y cuanta gente participa votando, etc, pero es un tema muy interesante con perspectivas claras de crecimiento. A la peña le encanta participar en concursos de fotografía, y más si hay un premio interesante, prestigio y publicidad. Se me ocurren cosas acerca de este tema...

Beso y palante