lunes, 12 de enero de 2009

En la Frontera

El río "Masacre", la frontera

Ya he llegado a Dajabón, la ciudad fronteriza que separa Dominicana de Haití y donde está ubicada la ONG con la que he venido a trabajar. Tardé cinco horas en llegar desde la capital, se nota que esto está lejos y que aquí no llega nadie, más bien yo diría que de aquí quiere salir todo el mundo, que es diferente. Y no es que esté tan mal este pueblo pero veréis...



En Dajabón se supone que hay 35.000 habitantes, pero no se donde coño se meten porque a mi esto me parece tan pequeño como mi barrio y muy tranquilo. Salvo los días de mercado claro, que la población se multiplica por tres, sobre todo por la cantidad de Haitianos que cruzan la frontera para vender y comprar. Esto es lo más característico de Dajabón, aparte de la población desproporcional de extranjeros que se dedican a cumplir diferentes labores solidarias.
En el mercado...



Pues parece que a pesar de sus diferencias y de su reconocido racismo con el país vecino, el Gobierno dominicano en una muestra de solidaridad decidió permitir a todos los haitianos la entrada libre los lunes y viernes, los días de mercado. Ayer fue viernes así que a las ocho de la mañana caminando entre un obstáculo de miles de plátanos llegué a la frontera, que está a dos cuadras de mi casa, para ver cómo funcionaba el tema. La verdad es que no pude ver mucho porque la avalancha de gente no me dejaba casi pasar, ni ver, ni nada...así que decidí volver por la tarde a ver si me iba mejor a la salida.

¿Por donde paso?
La frontera a las 8:00 am
El policía me dijo que cerraban las puertas a las cinco, así que después de trabajar a las cinco menos cuarto me planto allí para contemplar el gran éxodo fronterizo. Empiezo a ver que hay mucho haitianos que siguen recogiendo tranquilamente sus cosas, como si no tuvieran prisa. Os juro que yo estaba notoriamente más apurada que ellos pensando que no les iba a dar tiempo. Así que ya me conocéis, me pongo a mirar a ver con quién puedo hablar para que me explique como va la movida. La frontera es literalmente un puente sobre el río que separa ambos países, el "Masacre", os podéis imaginar la historia del nombrecito. En medio del puente hay dos puertas, que son los puestos fronterizos, la verde es la dominicana y la azul la Haitiana. Así que le pregunto al chico que está en el lado dominicano, que por cierto es Haitiano, a ver qué pasa con toda esa gente que está recogiendo, que no les va a dar tiempo a salir y que entonces qué va a pasar con ellos. En perfecto dominicano (cosa rara en los haitianos) me dice, "no te apures mami, nosotros cerramos ahorita", lo cual significa en un rato. O sea, que ni la aduana parece guardar el horario, los días de mercado, claro. Así que me pongo a mirar por el puente y a hacer fotos. Se me acerca un chico haitiano y en un medio francés, medio español y medio creole (el idioma oficial de Haití, especie de mezcla entre el francés, herencia de los colonos, y algún idioma africano), consigue preguntarme si soy "journalista". Le digo que no, que sólo estoy haciendo fotos, y me dice que no le mienta, que esa cámara y esa cosa (llevo las llaves de mi casa colgadas de de un cordón del cuello) sólo lo llevan los "journalistas". Le cuento que trabajo con Centro Puente y le explico un poco lo que hago, y entonces me dice, "ah, entonces tú trabajo para mi". Parece que diga lo que diga va a ser complicado. Enfrente mío veo a unos cascos azules de la ONU. Están vigilando el cierre de la aduana, pero a mi más bien me parece que están mirando a las chicas pasar...
 
La vuelta a casa

Vuelvo a mis fotos, y empiezo a ver a un mogollón de gente cruzando a Haití por el río. Y le digo al chico de la aduana, "oye, pero entonces, ¿cualquier haitiano puede cruzar por el río cuando quiera?". "Oh, pero claaaaaaaaaaaaro mi amol", me dice él. No entiendo nada, ¿entonces para qué querrán papeles si se pueden colar cuando quieran? Así que he investigado un poco más. Resulta que a la salida del pueblo hay varios controles de policía que interceptan a todos los haitianos que salen por allí. ¿Que cómo los reconocen? Os juro que se nota, básicamente los haitianos parecen africanos, y los dominicanos no. Y si hablan pues ya queda claro. Bueno, volviendo al control fronterizo, resulta que lo hay, pero después me entero que lo que acostumbran a hacer los haitianos es pasar de noche y caminar por las "lomas" y así se adentran en el país, sin más. Claro que algunos no pueden evitar caer en las garras de la "mordida policial", que como en todas partes está a la orden de la corrupción careacterística de esta sociedad capitalista en la que el que no vende su alma es porque no sabe cómo hacerlo. Así que los haitianos se dejan una gran parte de sus goods (así es como se llama su moneda) en manos de los policías dominicanos que hacen la vista gorda. Esta debe de ser la razón que explica que de los casi un millón de haitianos que se estima viven en Dominicana, más del 70% sean ilegales. Como siempre vienen a Dominicana en busca de un mejor futuro, y su única obsesión es trabajar lo más duro posible para volver a su país en Navidad y llevar dinero a sus familias. El día que llegué acababan de solucionar una rebelión de haitianos que se habían atrincherado en la Iglesia de Dajabón en protesta porque habían vuelto a su casa en Navidad, y ahora que querían volver a sus trabajos en Dominicana la policía no les dejaba porque no eran legales. En la televisión dijeron que habían llegado a un acuerdo y que algunos habían sido deportados y otros habían vuelto a Dominicana..., los que pagaron imagino.

Mi amigo el "journalista"
Y es que la desesperación de esta gente es grande. En Haití al parecer no quedan árboles, los han consumido casi todos, las tierras llanas se han vuelto infértiles y no hay comida, las lomas no se pueden cultivar, los "cerebros" potenciales esperanzas de futuro se han fugado a otros países con mejores perspectivas... ¿Quién queda? Mujeres solas, anbalfabetas en su mayoría, que tienen 4 hijos en promedio que tienen que criar solas mientras esperan el dinero de sus maridos que emigraron al otro lado de la isla.
En mi paseo por el mercado me llama la atención la cantidad de mujeres embarazadas, que no por eso dejan de acarrear con varios kilos en la cabeza, tienen miradas tristes, como amargadas, muy diferentes a las que se ven en Dominicana. Me llama la atención también como se hablan, parece que se griten, claro que esto me recuerda a los árabes, e incluso a mis queridos indios.


 

El martes me voy a Haití de viaje a conocer los grupos de mujeres artesanas con los que trabajamos allí. Me han dicho que lleve botas, que los caminos son difíciles y en algunos sitios hay que ir a pié por lomas de barro, no se puede llegar de otra forma. También me han dicho que lleve linterna, donde vamos no tienen luz, y también tengo que llevar todo el agua que necesite, no hay agua potable. Os cuento a la vuelta...

2 comentarios:

Teresa dijo...

Hey!!!!!, esta foto me mola mucho!, mucha alma!!!, tiene movimiento, la mujer va el niño viene... , la cara de ella, lograste que la ampliara para verla con más detalle, vas en buen camino maja!, tienes otras que están muy bien pero les falta algo.... sigue buscando!!!

Anónimo dijo...

Menina,
Qué diferente, en algunas cosas, tus reportajes "journalisticos" del Caribe y los de la India!! Y qué parecidos en otros aspectos, "nomeadamente" en lo que se refiere a las mujeres.
Espero que consigas hacer todo lo que te propones y que este trabajo te compense tantos esfuerzos, sobre todo a nivel personal.
Sigue contandonos....
Bss
Fely