martes, 23 de junio de 2009

Gracias Vicente



Pienso en escribir sobre Vicente Ferrer y me vienen tantas cosas a la cabeza que no se por donde empezar. No pretendo hacer un homenaje a toda la obra de Vicente, ya que poco puedo añadir a todo lo que estaréis viendo en TV o leyendo en prensa. Pero sí me gustaría hacerle mi homenaje personal contando aquí algunas de mis experiencias con alguien a quién hace cinco años apenas conocía, y que ha cambiado mi vida.



Yo conocí a Vicente a través de internet, sí. Cuando decidí que quería coger una excedencia e ir a India a hacer algo que tenía pendiente: ofrecerme voluntaria para ayudar a los demás. Sólo sabía que quería ir al Sur de la India y no sabía qué podía hacer una economista de formación y marketiniana de profesión por los demás. Al meter "ONG Sur de India" lo primero que me apareció fue la Fundación Vicente Ferrer... y milagrosamente había un sitio para mi, a pesar de que no era médico, arquitecto, enfermera ni nada de lo que más buscaban.

La primera vez que vi a Vicente fue nada más llegar a la Fundación después de 25 horas en un tren desde Bombay. Según me bajé del rickshaw Vicente se montaba en su conche con Kundan, su chófer, camino a la charla semanal que daba a los padrinos: vestía pantalón negro y polo azul claro, como siempre. Al día siguiente fui a conocerle: ¿Y tú quién eres?, me preguntó. Mientras le explicaba quién era él me observaba atentamente con esa mirada jugetona, inspeccionadora, tierna y firme que solía tener. Después de un rato me dijo, "bueno, a trabajar".

Durante mi primera estancia en la Fundación, me sorprendió lo asequible que Vicente estaba para todas las personas, claro, esa era su misión, ayudar a las personas, y con él aprendí que para poder hacerlo hay que estar disponbile siempre y para todos. Todos los días que estuve en la Fundación, Vicente iba a trabajar, a pesar de su edad y de sus achaques físicos. Nunca le negaba unas palabras a nadie, ni la atención a alguien que le quería pedir ayuda, SIEMPRE estaba ahí. Cuesta pensar que ahora cuando vuelva no va a estar en su oficina, leyendo alguna cita de la Biblia, hablando con algún visitante, comiendo una samosa o cantando una canción con algún voluntario... Vicente era ENERGÍA PURA.

Me sorprendió conocer su historia, digna de la mejor novela de aventuras (de hecho recomiendo la novela "La revolución silenciosa" de Alberto Oliveras): combatiente en la guerra civil, comenzó derecho pero decidió encauzar su ayuda de otra forma y se hizo jesuita. Su primer y último destino, India. Después de casi 20 años fue expulsado por generar demasiadas suspicacias entre las castas pudientes, pero no se rindió, y volvió, se salió de la orden, se casó con Anne, se instaló en Anantapur y su compromiso con esa tierra y sus gentes "intocables" se ha mantenido hasta su muerte. Para mi Vicente es símbolo de COMPROMISO y TRABAJO. Lo que él ha conseguido es fruto, entre otras cosas, de la constancia y del compromiso y trabajo diario, "siempre supimos adónde queríamos llegar", dijo su mujer Anne en una ocasión, esa gran mujer que hay detrás de todo gran hombre, "el cómo lo fuimos descubriendo por el camino". Después de conocerles entendí a la perfección lo bien que funcionaba y se complementaba la pareja: Vicente era el visionario, el idealista soñador, la fuerza y el empuje, mientras que Anne era la estructura, la razón, la ejecutora, la que hacía realidad y daba forma a los sueños de Vicente, y siempre, siempre le apoyaba y cuidaba.


Vicente a la cabeza de una manifestación de 250kms. para evitar su expulsión de la India.
"Vicente, ¿no crees que pretender erradicar la pobreza es una utopía?", y él me respondía: "ya hemos sacado a muchos de la pobreza, hay que seguir"... nunca se rindió. Vicente solía decir, "la pobreza no está para ser entendida, sino para ser resuelta", y así se comportaba, nada le paraba. Os juro que no puedo ni imaginar cómo debía de ser Anantapur cuando Vicente y Anne llegaron con unos pocos seguidores y poco dinero en el bolsillo para comenzar su labor.


Vicente en el primer hospital que fundó

Un día llegué a su oficina y me enseñó un nuevo premio que le habían concedido, "el Quijote Universal", y le dije que pensaba que era el premio más acertado que le habían dado nunca, porque Vicente era un caballero andante que no vacilaba al toparse con los gigantes molinos de viento... Para los que conocéis la India entenderéis que no és nada fácil llegar a una sociedad tan tradicional, tan antigua, tan supersticiosa y tan compleja como la India y conseguir, por ejemplo, escolarizar a niñas, dar trabajo a las mujeres o convencer a las familias que vayan a un hospital y no a un curandero. "¿Cuáles han sido tus gigantes más difíciles en el camino?"- le pregunté - "el gobierno Indio, sin duda"-me respondió. A Vicente nunca le pararon las amenazas de muerte, los chantajes que recibía ni las envidias que suscitaba... un auténtico y valiente SUPERVIVIENTE.



Vicente con su incondicional Anne

Otro día tuve una charla con él sobre las cosas importantes de la vida, y al preguntarle sobre qué era para él lo más importante, reconozco que me sorprendió muchísimo su respuesta: "la familia, ellos son los que me dan fuerzas para seguir...". Quizás yo estaba esperando algo más grandilocuente viniendo de una persona que ha conseguido tantas cosas... estábamos hablando sobre las relaciones y Vicente siempre me preguntaba que cómo estaba de amores... me dijo "tú tienes que buscar a alguien que quiera viajar contigo por esta vida"... mientras me cogía de la mano y me miraba de esa forma semi-jocosa como de alguien que sabe lo que hay detrás.. siempre sentí que Vicente podía leer más allá, era como si pudiera sentir lo que las personas sentían, incluso sólo con ver una foto.

"El corazón es 50% para amarte a ti y 50% para amar a los demás", es algo que Vicente repetía en sus charlas a los padrinos. Esto me enseñó a perseguir lo que yo sentía en el corazón, aunque en algunos momentos he sentido que esto me alejaba de la gente que quiero, y después de conocer a Vicente y su labor decidí tirarme a la piscina y seguir su camino: no ha sido fácil todos estos años estar lejos de la familia, amigos y pareja para perseguir un algo que tampoco tenía del todo claro... pero el ejemplo de Vicente siempre ha sido un ALIENTO y una motivación para mí. Recuerdo que solía escribirle cartas cuando estaba en España contándole cosas de mi vida, y haciéndole consultas sobre el trabajo, sobre qué hacer y qué no hacer en el mundo de la cooperación, y él me respondía muy cariñosamente a través de su querida Iciar, su secretaria personal y una de sus chicas favoritas, y yo siempre pensaba lo importante que me sentía recibiendo una respuesta personalizada de alguien como él. Le pedí consejo sobre un trabajo que me ofreció un señor, y me respondió: "Es muy importante que busques cuál es el ESPIRITU con el que este hombre quiere trabajar o actuar. Si él no piensa como tú, entonces ni lo intentes porque no funcionará. Tiene que haber un camino común que los dos queráis recorrer para llegar a buen puerto".. y qué razón tenía, porque el espíritu no era el mismo y el camino no era común, y de hecho no funcionó.


En mi última visita a la Fundación como voluntaria organizamos una reunión con todas las mujeres discapacitadas de los talleres en los que trabajaba. Recuerdo que al final les pregunté a ver si alguna quería decir algo.. Lakshmi se levantó y dijo: "Antes de conocer a Father y Sister mi familia me rechazaba porque pensaban que yo no servía para nada, pero ahora gracias a ellos soy imprescindible porque contribuyo a la economía familiar. Yo no puedo saber si Dios existe o no, pero para mi Father y Sister son dioses vivientes porque han obrado un milagro conmigo y con nosotras. En esto sí creo".

Hoy creo que miles de indios habrán ido a despedir a Father, ese Dios que en vida ha sacado a tantas personas de su situación de pobreza. Yo me uno a todos esos indios y personas que quieren darle un último adiós a ese Maestro que tanta falta nos va a hacer en vida, pero que estoy segura de que seguirá obrando milagros desde allí, porque como él decía, "si no nos vemos Aquí, nos veremos Allí". Mientras tanto, algunos trataremos de que el Espíritu de su obra y de su mensaje permanezca vivo.


Gracias Vicente











3 comentarios:

qkotas dijo...

Que decirte Sister... me he emocionado. Tuve el privilegio de compartir tu experiencia en Anantapur y gracias a tí conocí a Vicente. Un gran honor. Una gran persona. Unas privilegiadas....
Una cosa que si me gustaría añadir, es lo que respondió Anne cuando alguien le dijo "detras de un gran hombre siempre hay una gran mujer"... a lo que ella respondió "a mi me gusta más decir "al lado". Bonito, no? Ese tandem era un milagro. A mi me gusta creer que de Dios.
Un besito enorme y gracias por llevarme hasta él. Te quiero, qk

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Fantástico. Tal y como lo describes.
Anne, es encantadora. Me lo demostró cuando la conocí en Anantapur. Vicente, según un comentario que me dijo ella, también decía: Cuando ayudas al que lo necesita, nunca te equivocas.
He estado leyendo tu blog y te tengo que felicitar. Enhorabuena, de verdad. Das en clavo, y luego golpeas para acabar de profundizarlo.

http://eneleden.wordpress.com
Te dejo mi blog. No es nada en comparación al tuyo, pero... ¡quizá algún día con aburrimiento le echas un vistazo!
Un abrazo cordial.