martes, 25 de mayo de 2010

Cinco meses después...


Esta claro que lo mío no es el compromiso. No he sido capaz de mantener el que me hice a mi misma con este blog a principios de año...pero es que el año 2010 no empezó tan 10 como se vendía.


Para empezar, 4 días después de escribir el artículo anterior rompí con el chico con el que me había ido a vivir hacía apenas 3 meses, ¡todo un récord mínimo! Y lo que había empezado como un cuento de hadas, acabó sin príncipe y sin perdices. Y sí, el caso es que me había creído lo del cuento, una vez más. Creo que deberían de descongelar a Disney para poder pedirle cuentas, ¡menudas tonterías nos ha metido en la cabeza! Menos mal que nos queda Alicia...je,je. El caso es que de repente me encontré otra vez sola en un mundo de parejas perfectas con casas perfectas, con hijos perfectos que van a colegios perfectos y que se van de "vacaciones en el mar"... y yo como siempre nada perfecta según los cánones de la sociedad actual...vamos, que dentro de poco podréis llamarme eso de "cuarentona". Lo único bueno es que la sangre negra que llevo dentro se encarga de "congelarme" como a Disney, y de momento sigo aparentando treinta y...



Dos días después de mi sismo personal, llegó el terremoto de Haití, donde como sabéis trabajo en un proyecto con mujeres artesanas. Esto no sólo revolucionó mi trabajo y mi día a día, sino que también me hizo pensar mucho en lo que estoy haciendo, y plantearme si realmente la cooperación funciona. De momento aquí sigo, pero no creáis que lo tengo del todo claro.


En Marzo fui de visita a Haití: las mujeres están bien, aunque como todo el resto del país muy afectadas por lo ocurrido, sobre todo psicológicamente: quien no ha perdido la familia ha perdido la casa, o las dos cosas, se ha quedado sin trabajo, o no tiene Universidad o escuela a la que ir... es una sensación generalizada de no saber adónde ir ni qué hacer, es como lo que dicen los ingleses, "start from scratch", o sea, empezar de cero. En las comunidades donde trabajamos el PNUD estima que hay un 10% de desplazados, es decir, gente oriunda que había emigrado a la capital a estudiar o trabajar, y que ahora tiene que regresar y depender de sus familias o amigos, cuando antes era al contrario. Así que la comida y las camas escasean... pero la vida tiene que continuar...


Haitianos cargando y descargando mercancías para el mercado binacional de Dajabón


A pesar de todo ello, y para mi sorpresa, este es posiblemente el viaje a Haití que más he disfrutado, aunque suene paradójico, así es la vida. No me esperaba un recibimiento tan caluroso y alegre de las mujeres, que están volcadas en su labor artesanal ya que ésta es una de sus pocas esperanzas de futuro. ¡Me he hecho fan de la música haitiana y su costumbre de decir todo cantando... "nous contan, nous contan... (estamos contentas)". Por otro lado, me gustó mucho ver con mis propios ojos que Haití no está en guerra, ni mucho menos es peligroso como nos hacen pensar muchos medios de comunicación, y también comprobar que los haitianos siguen sintiéndose muy orgullosos de serlo, y que a pesar de todo lo que han pasado y están pasado siguen sonriendo y mirando hacia adelante como la única opción posible. Tampoco es que estén contentos, pero al menos se esfuerzan por salir adelante: los que han podido conservar algo lo comparten con todos los que no, aunque haya poco.


También ha sido bonito ver cómo se ha volcado el pueblo dominicano para ayudar a sus hermanos y vecinos, hasta el punto de que nunca imaginé escuchar de una haitiana "los dominicanos ya no nos dan miedo, nos están ayudando mucho"... Su mayor temor ahora son las réplicas, porque casi 5 meses después aún las hay en toda a Isla, así que todos rezan mucho para expiar el castigo divino que creen que les ha caído. Además de oraciones, van a necesitar un milagro para que todos los países que se están involucrando y el gobierno y la sociedad civil haitiana se pongan de acuerdo en qué hay que hacer ahora, cómo hay que empezar a reconstruir Haití. Queda mucho, mucho tiempo, pero no hay que desesperar...


Volví hace casi un mes y por fin empezaba el buen tiempo y los madrileños parecen haber recuperado la sonrisa y la esperanza, en el sol, que no en la situación económica. El caso es que hoy me he planteado escribir porque por primera vez en mi vida estoy a punto de comprometerme con algo a largo plazo... ¡he visto una casa para comprar! Increíble pero cierto, me estoy planteando convertirme en propietaria.... y firmar una "hipotecagas". ¿Significa eso que por fin voy a ser capaz de comprometerme con algo? ¿Tendré que dejar de viajar? ¡Qué nervios!


Seguirá...







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