miércoles, 7 de marzo de 2007

Un día cualquiera...

En la India no existe, aunque vivas aquí mucho tiempo, todos los días son diferentes. Y la opinión es unánime. Así que es difícil describir lo que hago en un día, porque normalmente hay que improvisar. Por supuesto que hay rutinas básicas que no cambian como el despertador o el trabajo, que tiene un horario, aunque éste depende de si hay o no visitantes, de si hay que hacer trabajo de campo o no o simplemente de si hace demasiado calor o no.
Las coordinadoras de Handicrafts





Normalmente me paso casi todo el día en la oficina peleándome con los números y con el indio contable que te dice que necesita dos semanas para hacer el trabajo de dos días, sin cortarse un pelo. Trabajar con indios es otra prueba más de paciencia y otra razón por la cual la India te obliga a bajar el ritmo, aunque no quieras. Se lo toman todo con calma, se distraen con un mosquito, mienten como bellacos y además se descojonan. Los descansos para tomar el chai son oficiales y sagrados, NO se trabaja mientras se toma el chai. Así que lo que en el “oeste” (como dicen aquí) haríamos en un día, aquí es el trabajo de varios días y personas. Y no es que no curren, más de ocho horas al día y también los sábados, pero es que aquí lo de la jerarquía y la burocracia es paralizante, cada uno se limita a hacer estrictamente lo que les corresponde y no hay más, adiós a la iniciativa. Y pobre del que intente conseguir algo rápido en la India porque es misión imposible, todo sucede a su ritmo, y mientras esperas a que algo concreto suceda, te das cuenta de que hay otras muchas cosas sucediendo a tu alrededor. Y te acostumbras a disfrutar de las esperas, aunque a veces es imposible no desesperarse, para algo nosotros comemos carne y ellos no.

Nosotras con Botalaya y Rajandra y Monica y yo en la ofi
En la oficina se habla de todo: telugu, urdu, español e inglés. Entre nosotros nos entendemos como podemos y en general bastante bien aunque sin matices. Salir al campo en mi caso significa ir a los talleres a ver a las chicas, llevar o recoger material, supervisar y organizar algunas cosas de la producción y ver qué se necesita. Los talleres están a 30 minutos o un par de horas de camino, así que dependiendo del día casi ya no se puede hacer nada más esa mañana o ese día. Por las tardes hay mucha actividad en la tienda, visitantes, padrinos, voluntarios: cuando todos terminan de currar o de hacer sus visitas vienen de compras… así que nos toca currar hasta las ocho por lo menos.

La tienda
Ahora me he apuntado a clases de hindi, uno de los 18 idiomas oficiales de la India. Las clases son en casa de Roshna, una profesora de hindi musulmana que no habla inglés. Con lo cual las explicaciones nos las da en telugu…así que no tengo muy claro lo que voy a aprender. Eso sí, tiene la ayuda de sus dos hijos y el marido, que también nos dan clase. Lo que sí os puedo decir es el significado de la famosa frase del anuncio de Coca-Cola: “ap pita, pita hai”… o sea, “bebe”… así de simple, para que veáis lo que hace el marketing. También he aprendido que el hindi y el urdu son prácticamente el mismo idioma, sólo que el urdu se escribe con letras árabes y el hindi con letras tipo sánscrito. O sea, que al final todos venimos del mismo sitio igual que los idiomas.

Por las noches pues voy al chiringuito del Abdul a comprar unas cervezas para ver si baja el calor corporal, y a veces tenemos cena especial, como alguna pasta que alguien ha comprado en Bangalore, o ya el no va más es comer carne... estamos todo el día de despedidas y recibimientos. Fiestas de momento pocas, pero ya he conseguido institucionalizar los coctails oficiales: caipirosca y piña colada (es lo que hay). Después al cuarto a pelearme con el mosquito de turno hasta que consigo matarlo (menos mal que aún no he encontrado otros visitantes en el cuarto)… y con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

.... ya lo dice el refrán, querida amiga: "la vida es aquello que te ocuure mientras haces otros planes"

kiss
Fely